Cada vez más empresarios y trabajadores se conciencian de la importancia de la seguridad laboral, ya no solo por las multas a las que se enfrentan de no hacerlo, sino que también porque a medida que pasan los años vamos madurando como sociedad y cada vez somos más conscientes de los peligros que supone no cumplir las normas básicas. Sin embargo, hasta no hace muchos años era bastante habitual, sobre todo en el sector de la construcción y en concreto en la época del boom del ladrillo, que las normas en materia de prevención de riesgos no se cumpliesen o se hiciese a la ligera y es que a pesar de estar reglamentado y ser sancionable la conducta, la prisa por construir rápidamente para poder iniciar obras nuevas era tal que muchos dejaban de lado la normativa. Y es que en aquellos tiempos un obrero podía llegar a cobrar más al mes que un médico, puesto que se construía demasiado, aunque, por suerte, esos tiempos ya han quedado atrás y en la actualidad, la prevención de riesgos es cada vez más habitual en las empresas españolas y en la mente de los trabajadores y empresarios.
Pero más allá de la prevención, la normativa vigente exige a las empresas tener un plan de autoprotección, el cual podemos definir como un estudio completo en materia de seguridad de todas aquellas instalaciones en las que se desarrolle una actividad. En concreto, se enfoca sobre todo a los espacios que pueden ser susceptibles en cualquier momento de una situación de emergencia, por lo que este plan debe tener en cuenta tanto las medidas necesarias de prevención como de protección. En este sentido, consiste en dejar por escrito cómo deben estar organizados los recursos humanos y materiales para evitar riesgos, además de definir como se debe actuar si surge una situación de emergencia, algo que se ha de transmitir a los trabajadores para que sepan como actuar. Dicho en otras palabras, el plan de autoprotección incluye toda una serie de medidas y acciones que han sido planificadas estratégicamente, todo ello después de estudiar minuciosamente las características y riesgos de una determinada actividad.
Los objetivos de los planes de autoprotección tienen una base que se puede resumir en apenas cinco puntos. En primer lugar, debe conocer a la perfección el edificio y sus instalaciones, reconociendo el peligro existente en cualquiera de sus sectores. Asimismo, debe detectar los medios de protección con los que se cuenta y sobre todo las carencias existentes según la normativa vigente. En segundo lugar, debe cerciorar la fiabilidad de las medidas de protección existentes y también las condiciones en general de la instalación en materia de seguridad.
Una vez radiografiado el lugar y el origen de las emergencias, el plan de autoprotección tiene como tercera misión evitar estas causas, mientras que el cuarto punto hace referencia a los recursos humanos encargados de llevar a cabo este plan en situaciones de emergencia. Es decir, la disponibilidad de personas formadas, organizadas y adiestradas para controlar cualquier riesgo con máxima eficacia y rapidez, siempre de acuerdo al plan. Y es que como os decimos, la formación es muy importante para que todo discurra sin mayores complicaciones, por lo que además de un buen plan de protección es necesario tener a la gente formada y concienciada de lo que ha de hacer en caso de emergencia. En este sentido, si vosotros queréis dotar a vuestros trabajadores del mejor plan, tanto de protección como de formación para emergencias, nosotros os recomendamos que os pongáis en contacto con Sermecon, dado que ellos son expertos en este tipo de materias y os pueden ayudar, ya no solo a cumplir la ley, sino que a tener una empresa bien formada y eficiente ante imprevistos.
Por último, en quinto lugar y no menos importante, no solo estas personas deben saber qué hacer en caso de emergencia. Absolutamente todos los ocupantes del lugar en cuestión deben estar informados y prevenidos en materia de seguridad. Para ello, el plan debe incluir la formación en prevención de riesgos. De esta manera, sabrán no solo cómo actuar para no originar ninguna situación de peligro sino qué hacer en caso de que se diera alguna. Por ejemplo, cómo evacuar inmediatamente un espacio sin que cunda el pánico ni se origine un caos. Para ello se realizan, por ejemplo, los simulacros.
¿Qué empresas deben tener un plan de autoprotección?
Todas las empresas deben tener un plan de autoprotección. Así se establece en el Real Decreto 393/2007, de 23 de marzo, por el que se aprueba la Norma Básica de Autoprotección. Esta afecta a cualquier establecimiento, centro, instalación o dependencia dónde se realicen actividades que puedan originar alguna situación de emergencia en un momento dado.