En esta página web, a veces, utilizamos los elementos más comunes y conocidos de la vida cotidiana para tratar de darle otro sentido a su existencia y encontrar un modo mejor de actuar con ellos. Un modo que sea mucho más respetuoso con la vida de los seres humanos y de todos aquellos seres vivos que habitan la Tierra y que pueden verse amenazados como consecuencia de un mal uso de esta clase de objetos. A veces conseguimos un buen resultado de nuestros textos y otras, no. Aquí va un intento más.
El elemento que traemos a escena en el día de hoy no es otro que el de la bolsa de plástico, un objeto con el que nos familiarizamos desde que somos muy pequeños y comenzamos a acudir al súper a hacer la compra de la semana junto con nuestros padres o familiares. El motivo por el cual hablamos hoy de este tipo de elemento es porque se ha convertido en objeto de debate en los últimos tiempos como consecuencia de la supuesta contaminación que provoca.
Es evidente que las bolsas de plástico pueden generar un efecto nocivo para nuestro medio ambiente, en especial si las personas que las usan no tienen el cuidado de depositarlas en el lugar adecuado cuando ya les han dado todo el uso que estiman conveniente. No es raro encontrarse lugares en los que podemos detectar un uso claramente contaminante de este tipo de elementos, que no por ello dejan de ser más útiles para nuestras familias.
Menos mal que no todo el mundo hace un uso indebido de esta clase de objetos, porque su producción no es para nada pequeña. En concreto, y según el portal web nuevamujer.com, cada año son consumidas entre 500.000 millones y 1 billón de bolsas de plástico en todo el mundo, algo que habla a las claras de la necesidad de un elemento de este tipo pero que también pone de manifiesto la necesidad de que se produzca un reciclaje para no agotar en tan solo unos años todo el plástico del que disponemos en el planeta.
¿Cómo salirse de la media a la hora de prevenir sobre los riesgos que tiene el uso desmedido de las bolsas de plástico?
Las bolsas con el típico mensaje de “Reutilízame” son ya tan habituales que nadie se para a analizar de manera crítica el trasfondo de ese mensaje. Es conveniente que las empresas que tratan de velar por un consumo responsable de este tipo de productos revisen sus estrategias para llamar la atención de la ciudadanía. Uno de los ejemplos que hasta ahora hemos pasado por alto durante los últimos años y que nadie ha hecho es el de apostar por las cifras. Decirle a la gente que al año se consumen entre 500.000 y un billón de bolsas de plástico cada año es una buena manera de que tomen conciencia, de una vez por todas, del perjuicio que puede generar para la sociedad un uso desmedido de estos elementos. Hemos contactado con varios fabricantes entre los cuales se encuentra Plásticos Alhambra, quienes nos han explicado qué ideas no son todavía habituales.
Desde el Gobierno y desde las administraciones públicas en general se han puesto a trabajar para conseguir que la gente se conciencie al respecto. Ellos, más que por una campaña de marketing como la que hemos propuesto nosotros, se han decantado por atacar donde más le duele al ciudadano: el bolsillo. En efecto, y tal y como informaba el diario El País el pasado mes de mayo, los comercios se han visto obligados desde este mes de julio a cobrar las bolsas de plástico.
A veces, agitar conciencias puede ser mucho más productivo que agitar bolsillos. Los comercios llevan cobrando dinero a sus clientes por el uso de bolsas de plástico desde hace bastantes años (antes lo hacían por conveniencia, ahora por obligación) y no parece que el consumo se haya reducido en exceso. ¿Por qué iba a hacerlo ahora? ¿No sería mejor probar con algún otro tipo de medida y, al menos, ver qué pasa?
Lo cierto es que la sociedad parece estar dando palos de ciego en materia medioambiental durante los últimos años. Es lógico y normal, en parte. Muchas de las nuevas estrategias son nuevas y todavía hay que esperar para obtener los resultados que de ellas se deriven a largo plazo. Nunca es mal momento para probar algo nuevo y ver si algo cambia. De otro modo, nos vemos abocados a un futuro problemático en lo que medio ambiente se refiere.