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Visitar bodegas, la mejor manera de promocionar el consumo de vino entre nuestra población

Comparrit

¿Os habéis preguntado alguna vez qué sería de la gastronomía de un país como España sin el vino? Es cierto que tenemos productos de primera calidad en otras muchas familias de alimentos, pero pocos o ninguno hay que sea más característico que el vino. No hace falta decir que es un producto que cuenta con una gran tradición en España y que su número de adeptos sigue siendo tremendamente alto a pesar de que va fluctuando algunas veces hacia arriba y otras hacia abajo. Nos guste más o menos, lo que es cierto es que el vino forma parte de nuestra cultura y que, por tanto, hay que preservar su producción y su promoción.

Una de las mejoras maneras de presumir de la calidad de vino que tenemos en el interior de nuestras fronteras no es otra que la de facilitar a la gente que visite bodegas y se empape de todo lo que tiene que ver con el proceso de producción y de almacenaje de vino. Esto es algo que, según nos han comentado los profesionales de Bocopa, está siendo habitual durante la primavera y el verano de este año. Desde luego, es innegable que actividades como esta contribuyen a potenciar el consumo de un producto que merece estar en el Olimpo de la gastronomía nacional.

Como comentábamos en el primer párrafo, este es un producto cuyo consumo suele fluctuar, tal y como sucede con todo en esta vida. Una gráfica, propiedad del portal web Statista, indicaba que el consumo en el año 2020 fue de 9’6 millones de hectolitros, una cifra que es la más baja desde 2013 y que se debe, en buena medida, a la escasez de oportunidades que tuvimos a lo largo del año para acudir a algún bar, lugares en los que consumir este producto está a la orden del día. Y aún así, a pesar de las restricciones, no hemos estado lejos de los datos de otros años.

España, eso sí, no se encuentra entre los principales países consumidores de vino de todo el mundo. En una noticia publicada en el portal web Turismo de Vino, se indicaba que el país que más vino consume de todo el mundo es la Ciudad del Vaticano, con 54 litros por persona a lo largo del año. Andorra, Eslovenia, Croacia, Francia, Portugal o Macedonia también se engloban entre un top 10 en el que la voz cantante, sin lugar a dudas, tiene un claro acento europeo. Desde luego, es evidente que nosotros, los españoles, también meteremos estar ahí.

Y es por eso último que os comentábamos por lo que es importante desarrollar una estrategia en lo que a turismo vinícola se refiere. Visitar bodegas, como antes os decíamos, es una de las mejores maneras de hacerlo. Las bodegas que facilitan la visita de las personas terminan viendo cómo sus ventas aumentan. Y es que, a día de hoy, la gente está interesada, y mucho, en conocer de dónde proceden los alimentos o bebidas que consume. La visita a la bodega es una manera muy original de satisfacer esa necesidad y disfrutar de un momento ideal con familia, pareja o amigos.

Una inversión de futuro 

Por todo ello, bien podríamos decir que el turismo vinícola es o puede ser considerado como una inversión de futuro para todas las entidades que tienen algo que ver con el proceso de producción y venta de vino. Desde luego, está claro que si en España trabajamos con la máxima calidad en lo que respecta a este producto, cosa de la que no hay duda, y se la mostramos al potencial cliente, este no dudará en consumirlo porque lo conoce y sabe que forma parte de una de las tradiciones más arraigadas de la historia de nuestro país.

Estamos hablando de un sector que cuenta con muchas manos a lo largo y ancho de todo el país. Son muchas las zonas de España en las que se produce vino y en las que este producto es una de las referencias económicas en materia de alimentación. Precisamente por eso, las instituciones también deben poner las cosas fáciles y promover ese turismo del vino que nosotros consideramos básico y que ya está proporcionando todo tipo de beneficios a quienes están apostando de una manera comprometida por él.

España no sería la misma sin vino y todos y todas lo sabemos. Hay pocos productos que se puedan considerar más importantes para la gastronomía española que este. Desde luego, se trata de algo inherente a nuestra cultura y que no podemos dejar de lado. Estamos seguros de que no será así ni mucho menos. Los españoles y las españolas tenemos un muy buen gusto y eso siempre es importante para saber apreciar el tremendo valor de un producto como del que hemos venido hablando.

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